Portugal siempre ha sido un país mayoritariamente católico. Las iglesias de Portugal eran el edificio más importante de una ciudad o un pueblo pequeño. Tener un hermoso edificio dedicado a una iglesia es también una característica importante para alabar a Dios.
El patrimonio arquitectónico portugués es abundante. Si tenemos en cuenta exclusivamente la arquitectura religiosa, desde las pequeñas capillas a las grandes catedrales, las iglesias de interés que vale la pena visitar cuando nos desplazamos a alguna de las localidades del país son muchos y hermosos. Estos templos nos cuentan la historia del arte y de la arquitectura en Portugal.
En Portugal, 31 iglesias católicas tienen la condición de catedral —20 actuales, 2 concatedrales y 9 antiguas catedrales— y 9 la de basílica por habérseles concedido por declaración papal. De esos templos 2 tienen la doble condición de catedral y basílica.
Nos centramos hoy en las catedrales para seleccionar algunas de las más bellas de Portugal, esas que no te puedes perder si te acercas a alguno de estos destinos que, por lo demás, resultan altamente recomendables.
Catedral do Funchal
La catedral, construida a finales del siglo XV, es uno de los pocos activos de Madeira que se remonta al período inicial de la colonización de la isla. La iglesia fue construida en estilo gótico con piedra oscura de canteras locales. Es un edificio de tres naves con torre cuadrada y portal de entrada de arco apuntado. El interior está cubierto con techos de madera de cedro, y en el presbiterio hay un hermoso altar gótico tardío y una cruz procesional donada por el rey Manuel I.
Catedral de Faro
La catedral fue construida a mediados del siglo XIII. Solo se han conservado hasta nuestros días fragmentos de la torre del edificio original. La nave y el presbiterio fueron añadidos después de la destrucción de los siglos XVI y 18. El interior de la iglesia está cubierto con bóveda de cañón. Las paredes están decoradas con azulejos de colores. Se puede subir al tejado de la catedral y admirar el panorama de la ciudad desde allí.
Catedral de Braga
En el norte del país, en la hermosa ciudad de Braga, su catedral se erige como epicentro de un casco histórico lleno de vida y cuyos edificios han provocado que se la conozca como «la Roma de Portugal».
En la estructura de la catedral de Braga (R. Dom Paio Mendes, 4700-424 Braga) se conjugan diversos estilos arquitectónicos, como románico, barroco y manuelino. Además, no te pierdas en su interior la Capela dos Reis, la Capela de São Geraldo, la Capela da Glória, el Tesouro-Museo, con importantes piezas como una cruz de hierro del año 1500, y el coro con sus impresionantes órganos, el cual puede conocerse gracias a las visitas guiadas.
Catedral de Lamego
Conocida como la catedral de Lamego, la catedral de Nuestra Señora de la Asunción (Largo da Sé, 5100-098, Lamego) constituye otra de las más hermosas del país. En este edificio gótico, declarado Monumento Nacional, destaca su torre campanario original, así como las posteriores modificaciones del resto de su estructura, entre las que se incluye un claustro renacentista de doce arcos.
Catedral de Guarda
Nada se conserva de la catedral original de la ciudad de Guarda, pero sí es posible visitar la que fue erigida en su lugar entre el siglo XIV y el siglo XVI. La catedral de Guarda (Praça Luís de Camões, 6300-714, Guarda) es un impresionante edificio gótico, en el que destacan sus campanarios hexagonales, que contribuyen a convertir este templo en otro de los más bellos de Portugal.
Catedral de Évora
La Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Asunción (Largo do Marquês de Marialva, 7000-809, Évora), conocida como la catedral de Évora, se erige en el centro de la ciudad del mismo nombre, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Además, se considera que es la catedral medieval de mayor tamaño de Portugal.
El edificio fue consagrado en el año 1204 y fue objeto de ampliaciones en años posteriores. En la primera mitad del siglo XIV se le agregó el hermoso claustro gótico y, en los dos siglos siguientes, el coro alto, el baptisterio y la capilla de Nuestra Señora de la Piedad.
Catedral de Oporto
Catalogada como Monumento Nacional, la catedral de Oporto (Sé do Porto, Terreiro da Sé, 4050-573, Porto) se encuentra en el centro histórico de la ciudad de igual nombre y destaca sobre las demás por su decoración con azulejos portugueses.
Construida en el siglo XII, en una elevación que otorga unas espectaculares vistas del entorno, en su interior no puedes dejar de contemplar el Altar Mayor, el altar de la Capilla del Santo Sacramento, la capilla funeraria de uno de los caballeros de la Orden de los Hospitalarios de Malta: João Gordo, y el claustro gótico. Precisamente este es el que luce los bellos azulejos azules y blancos con representaciones de Las Metamorfosis de Ovidio, que la convierten en otra de las más bellas del país.
Catedral de Lisboa
Sé de Lisboa es la iglesia principal y más antigua de Lisboa. La Catedral Católica Romana de Nuestra Señora es uno de los monumentos más importantes de Portugal. La construcción de la Catedral de Lisboa comenzó después de su liberación de los moros en 1147 y se completó a principios del siglo XIII. Construida en estilo románico se levantó sobre lo que era una antigua mezquita. El interior de la catedral es gótico.
Alberga el panteón real. Hay, entre otros, un arca con los restos de São Vicente, patrón de Lisboa. Dice la tradición que aquella reliquia fue transportada al puerto de la ciudad en una embarcación escoltada por dos cuervos sagrados. De ahí que el símbolo de Lisboa sean estas aves y un barco.
La Sé de Lisboa está construida en planta de cruz latina con tres naves. Tiene 90 metros de largo, 40 metros de ancho y su punto más alto es de 12 metros. Particularmente dignas de mención son las capillas de la catedral que conmemoran a los héroes de la liberación de la ciudad del dominio árabe, incluyendo Capilla de Damián y Cosme con la tumba del caballero del siglo XIV Lopo Fernandes Pacheco, fiel compañero del rey Afonso IV. Las tumbas del rey Afonso IV de Portugal y su esposa están detrás del altar mayor del presbiterio.
El terremoto de 1755 destruyó su estructura, incluida la capilla mayor y el panteón real. La reconstrucción de la catedral duró casi hasta finales del siglo XVIII y las tumbas reales se renovaron en 1781. La catedral recibió su aspecto actual a principios del siglo XX.