Historia de la Procesión del Señor de los Milagros
A mediados del siglo XVII afroamericanos residentes en Perú formaron la cofradía de Pachacamilla y levantaron una edificación. En 1651, uno de estos esclavos peruanos, llamado Pedro Dalcón o Benito, pintó una imagen que conquistaría los corazones de sus compatriotas durante cientos de años. Recibe el nombre de Señor de los Milagros, Cristo de Pachacamilla, Cristo Morado (por el hábito de las nazarenas), Cristo de las Maravillas, Cristo Moreno o Señor de los Temblores. La imagen representa a Cristo en la cruz, María y un ángel a sus pies, y Dios y el Espíritu Santo lo cuidan desde lo alto, originalmente pintada en una pared de adobe, está situada tras el Altar Mayor del santuario de Las Nazarenas, fundado por la madre Antonia Lucía del Espíritu Santo en el Callao y es venerada en Lima, Perú, y diversas partes del mundo.
Cuatro años después de haber pintado la imagen, la pared de la casa donde ésta se encontraba no sufrió daños tras un fuerte terremoto. Años después, El 13 de noviembre de 1655 un violento terremoto sacudió los cimientos de la ciudad, y muchos de los edificios se vinieron abajo, incluyendo las casas vecinas del muro donde se veneraba el Cristo: tan sólo la pared pintada con la imagen del Crucificado permaneció en pie. Eran las dos y media de la tarde, el Padre Francisco del Castillo S.J. sale inmediatamente de la casa de los Jesuitas para auxiliar a la población y predicar el arrepentimiento y la penitencia por los pecados. Llega así hasta la Catedral, reuniendo a mucha gente, que luego va formando una procesión informal que recorre la ciudad. Fue Sebastián de Antuñano, mayordomo e impulsador de la devoción del Cristo, quien ordenó la confección de una copia al óleo y consiguió el permiso para que la imagen saliera en andas por las calles. El pueblo del Perú se hizo devoto de la imagen milagrosa y hoy, el mes de octubre está dedicado al Señor de los Milagros. Miles de personas recorren las calles de la capital cada fin de semana del mes portando una imagen del Señor de los Milagros muchos de ellos vestidos de morado.
El 15 de octubre de 2005, el Arzobispado de Lima en conjunto con el Vaticano decidió nombrar al Señor de los Milagros como Patrón de los Peruanos Residentes e Inmigrantes. Así cuando los peruanos emigraban, seguían con sus cultos en los países en los que residían. También, el 27 de octubre de 2005, la festividad del Señor de los Milagros fue declarada Patrimonio Cultural del Perú por el Instituto Nacional de Cultura (INC) de ese país, por significar un acontecimiento que une la religión, el saber tradicional de siglos y la festividad popular.
La Primera hermandad de la Procesión del Señor de los Milagros
La primera hermandad que tuvo el Señor fue la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas. Todas las demás hermandades, posteriores a esta primera, se diferencian de ella por las palabras que van después de “de los Milagros”; las mismas que indican de dónde son. La Hermandad de Nazarenas cuenta con cerca de 5.000 integrantes, entre hermanos y hermanas, distribuidos en veinte cuadrillas de cargadores, un grupo de hermanas sahumadoras, un grupo de hermanas cantoras y la rama de hermanos honorarios: en total, 23 agrupaciones que conforman la hermandad. Desde esta Hermandad se dan unos certificados de idoneidad para todas las hermandades del mundo.
La Procesión del Señor de los Milagros en la actualidad
La procesión del Señor de los Milagros avanza incontenible, se hace arrolladora, con el paso del tiempo. Se habla de la procesión más larga de América, de símbolo emblemático de la identidad peruana, de expresión cultural afroperuana, cuaresma limeña, del gran misionero de Lima, aglutinante de los peruanos migrantes. Destaca su inmenso poder de convocatoria y cómo “entre las apretadas filas de sus fieles todas las razas del Perú se hermanan y unen en una misma fe, en una misma oración. El Señor une en su culto a indios, negros y blancos”. El Cristo Morado no es un punto de llegada sino un Puente para la vida; para afianzar los lazos de los peruanos.
La procesión que recorre las calles de Lima, que expresa hermosamente que seguimos a Cristo vivo y resucitado, que es el camino, la verdad y la vida. Que la vida sólo vale la pena de ser vivida con Él, siendo sus discípulos y misioneros. Y que con Él vamos construyendo un mundo más justo y reconciliado en camino hacia nuestra Patria definitiva que es el Cielo.