Adentrarse en la Ciudad Vieja de Jerusalén es viajar en el tiempo. Este reducido espacio desprende historia, fe y arte a partes iguales
Jerusalén tiene centenares de contrastes. Es uno de los destinos más importantes a nivel histórico que se pueden conocer en el mundo entero.
La Ciudad Vieja de Jerusalén
La Ciudad vieja de Jerusalén es la zona donde se localizan los lugares más importantes para las tres grandes religiones monoteístas: judía, musulmana y cristiana. Llama la atención que en apenas 300 metros podamos visitar el lugar donde Jesús murió crucificado, lo que queda del Templo de Jerusalén y el lugar donde Mahoma ascendió a los cielos. Es decir, tres de los lugares más sagrados para el cristianismo, el judaísmo y el islam.
Aunque la Ciudad Vieja de Jerusalén ha sido motivo de varios conflictos internacionales en el siglo XIX, hoy en día es la zona más bonita de Jerusalén, un lugar seguro y una visita imprescindible para descubrir la cara más auténtica de la Ciudad Santa. El contraste de culturas de la Ciudad Santa es más palpable que nunca en los cuatro barrios de la Ciudad Vieja, cada uno con un color, un aroma y un sonido diferente.
La Ciudad vieja de Jerusalén se divide en 4 barrios, siendo el barrio armenio el más pequeño y el barrio musulmán el más extenso, los otros dos barrios son el cristiano y el judío La mejor manera de descubrirlos poco a poco es callejear por ellos. En el musulmán, el bullicio del zoco lo domina todo, pero también es lugar de paso del Vía Crucis cristiano y de cientos de judíos jasídicos que acceden a interior de la ciudad amurallada por la Puerta de Damasco en su camino hacia el Muro. Los monumentos más importantes de Jerusalén están en la Ciudad Vieja. Tras las históricas murallas de la Ciudad Santa se esconden el Muro de las Lamentaciones, la Explanada de las Mezquitas, el Santo Sepulcro, la Vía Dolorosa y muchos otros atractivos.
La Ciudad Vieja de Jerusalén y sus Murallas
La Ciudad Vieja de Jerusalén está rodeada completamente por una muralla que tiene un perímetro de unos 4 kilómetros y medio y cuya altura varía entre los 5 y los 15 metros. 43 torres de vigilancia defendían estas murallas y 8 puertas: siete abiertas y una sellada que permitían el acceso a la Ciudad Vieja, la Puerta Dorada permanece cerrada desde que la cerró Solimán el Magnífico, constructor de la muralla entre 1520 a 1566, y que la cerró para impedir la llegada del Mesías. Siempre son muy concurridas la Puerta de Damasco, la principal entrada al barrio musulmán, y la Puerta de Jaffa, que mira al oeste hacia el Mediterráneo, donde los residentes locales y los turistas se mezclan en los mercados que bordean los callejones de piedra. La Puerta de los Leones, que tiene dos pares de leones heráldicos tallados en el arco, es también conocida como la Puerta de San Esteban. Mira al este, hacia la antigua Jericó, la Puerta Dung, la más cercana al Muro de las lamentaciones. La puerta de Herodes o puerta de las flores por donde se accedía a la casa de Herodes está situada al norte. La puerta de las basuras tenía ese fin y es un acceso muy transitado junto con la puerta de Sión que está situada en la muralla sur. La puerta nueva es muy posterior, se construyó hacia 1887.Son ocho accesos a la ciudad que nos sitúan en ocho escenarios diferentes y nos muestran los contrastes entre los barrios y la multiculturalidad de la ciudad se respiran en cada calle de la Ciudad Vieja, donde confluyen musulmanes, judíos, peregrinos cristianos y turistas de todo el mundo.