El pasado día 21 de enero se inauguró con una celebración Eucarística el Año Jubilar que la Santa Sede ha concedido a las Carmelitas Descalzas de Ronda, en Málaga, España, con ocasión del centenario de su Fundación.
El Convento del Corazón Eucarístico de Jesús, en el que se custodia la reliquia de la mano de Santa Teresa de Jesús, fue fundado el 15 de octubre de 1924 por el obispo San Manuel González. la historia de este Carmelo está relacionada de manera muy especial con la historia de la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús. Teresa de Jesús muere en 1582 en Alba de Tormes. Diez meses después de su fallecimiento, sus restos fueron exhumados. Su cuerpo apareció incorrupto y flexible como si hubiera acabado de fallecer. Después de que las monjas la lavaron y la volvieron a vestir, la entierran, pero antes de enterrada el padre provincial Jerónimo Gracián, primer provincial de la Orden Carmelita y director espiritual de la santa, le corta la mano izquierda. Él dice que puso el cuchillo y traspaso la mano que no tuvo que hacer ningún esfuerzo le cortó la mano izquierda y se la entregó primero a las consagradas de San José de Ávila y después y, más tarde, a las carmelitas del convento de San Alberto de Lisboa. En Portugal se fundó la primera comunidad carmelita tras la muerte de la santa y la llegada del brazo incorrupto. Allí permanecería durante cinco siglos la reliquia, en el convento San Alberto de Lisboa.
En 1910, el gobierno de Portugal expulsó a los religiosos y religiosas del país. En ese año las Carmelitas descalzas del convento de la Estrella de Portugal se encaminan para España, la comunidad ha huido con la mano incorrupta bajo el brazo. Una vez pisan territorio español llegan hasta Badajoz, conocedoras de que hay instalada una comunidad carmelita. Allí los superiores las reparten por diferentes sitios, la mano va a Ávila en depósito y ellas se separan deseando volver a ser una comunidad otra vez.
En el año 1924, la Madre María de Cristo, Carmelita descalza, en el convento de Málaga quiere hacer una fundación. Ella conocía la Iglesia de la Merced, abandonada, y empieza el proyecto y un sacerdote le dice, mira que hay una comunidad de portuguesas derramada por diferentes partes de España, se pusieron de acuerdo y decidieron reunirse en esta comunidad. Llegaron el 12 de octubre y el 15 de octubre de 1924 se hace la Fundación. Reclaman la mano de Santa Teresa, que es suya y desde Ávila la traen. Tras varios acontecimientos esta iglesia se convirtió en un monasterio y ahí ha estado durante 40 años.
En el año 1936, durante la guerra civil española, los milicianos pidieron a las monjas que salieran a atender a los pobres y enterándose de la existencia de la reliquia la reclamaron. En noviembre de ese año en Málaga, en una casa que habían preparado de cuartel, topan con una muralla, vieron que sonaba hueco, la echaron abajo y encontraron todas las alhajas que habían robado y entre ellas el estuche con la mano. Se la llevaron a Burgos, donde Franco vio el relicario de la mano de Santa Teresa, gran doctora de la Iglesia; allí llamaron a un padre carmelita y, al ver la reliquia, respondió: «es la mano de mi Santa Madre». Entonces, se solicitó al Obispo de Málaga tenerla durante la guerra y, mientras fuera jefe de estado, hasta que falleció. Cuando muere Franco a fines del 1975, el 21 de enero de 1976 va de aquí una comitiva y la traen, 40 años llevaba la mano fuera de Ronda.
Por eso se ha elegido el día 21 de enero como inicio del Año Jubilar, para conmemora el regreso de la santa mano a Ronda. Durará hasta el 23 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey.
Como ocurre en tantas comunidades de religiosas, la falta de vocaciones amenaza con el cierre del convento de Ronda. Y es que en los últimos años han pasado de tener nueve monjas a cuatro: El covid se llevó a dos, una tercera hermana murió por una obstrucción intestinal y la cuarta por complicaciones derivadas de una operación de cadera. De esta manera, el convento de las Carmelitas Descalzas está en situación irregular, ya que una exhortación papal establece que en las congregaciones de clausura debe haber al menos seis monjas. Deseamos que este año jubilar sea una lluvia de vocaciones y un renacer para la comunidad
“Este Año Jubilar que la Iglesia concede es una ocasión para empezar de nuevo, del tesoro de la Iglesia la indulgencia plenaria nos da esa gracia para empezar de nuevo con la ayuda del Señor”