Peregrinaciones jubilares en Roma: 1. La peregrinación a las Siete Iglesias de Roma
La peregrinación a las Siete Iglesias de Roma, concebida por San Felipe Neri en el siglo XVI, es una de las tradiciones romanas más antiguas. Empezaron de manera informal a principios de los años de 1540 con Felipe Neri (1515-1595), llamado el Apóstol de Roma y fundador de la Congregación del Oratorio, la única en la que los sacerdotes eran seculares que vivían en comunidad, pero sin votos. Felipe Neri, que amaba Roma y la conocía muy bien, elaboró un itinerario de unos 25 kilómetros que serpenteaba por la ciudad, llegando hasta la campiña romana, las catacumbas, las cuatro basílicas mayores o patriarcales de Roma y tres basílicas.
Comenzó él con algunos amigos y conocidos, durante la Cuaresma, se reunían antes del amanecer y salían a caminar. En cada iglesia, hacían una oración, cantaban himnos y un breve sermón del santo. Se cuenta que a familia Mattei abrió casa para que los peregrinos descansaran y les proporcionaron pan, vino, queso, huevos, manzanas y salami. Una fiesta. Eran auténticas «romerías» diseñadas por san Felipe que no le gustaba para nada el Carnaval. San Ignacio de Loyola, amigo cercano de Felipe Neri, hizo la peregrinación de las siete iglesias el 22 de abril de 1541, con cinco compañeros cofundadores de la Orden de «Los Jesuitas»
El recorrido tenía una longitud de 25 km, actualmente, 20Km y conecta los santuarios, en su mayoría excéntricos, con los céntricos. Cobró impulso durante el Año Jubilar de 1550 convirtiéndose en una práctica estable y organizada hacia 1559.
El peregrinaje actual es un recorrido se puede realizar en un solo día, a pie, desde las 7 de la mañana saliendo de San Pedro y llegando a más tardar a las 19 horas de la tarde a Santa María la Mayor. Las basílicas mayores están abiertas continuamente durante todo el día.
Originariamente, este recorrido se hacía en un único día, se consideraba un acto de devoción típico del Viernes Santo o el Sábado Santo, que consiste en entrar en siete iglesias diferentes y acercarse a orar ante de una imagen del Cristo yacente.
El número siete, tiene un valor bíblico simbólico de plenitud y de realización. No sólo son los siete días de la creación del mundo del libro del Génesis, sino también los siete milagros de Jesús -Evangelio de Juan y las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, los siete sacramentos, los siete dones del Espíritu Santo etc. por esa razón el número de Iglesias visitadas son siete.
En cada iglesia se recitaba uno de los siguientes salmos penitenciales: 6, 31, 37, 50, 101, 129, 142, uno por cada templo. También se pedía perdón por los siete pecados capitales: pereza, soberbia, gula, lujuria, avaricia, ira y soberbia que se hubiesen cometido, se rogaba para conseguir las siete virtudes contrarias a ellos: Humildad, Paciencia, Templanza, Caridad, Generosidad, Diligencia, Castidad.
También se meditaba sobre las siete etapas principales de Jesús durante su Pasión, las siete palabras de Cristo en la cruz, los siete dones del Espíritu Santo, los siete sacramentos, las siete obras de misericordia.: Enseñar al que no sabe, Dar buen consejo al que lo necesita, Corregir al que se equivoca, Perdonar al que nos ofende, Consolar al triste, Sufrir con paciencia los defectos del prójimo, Rogar a Dios por los vivos y los difuntos…
Las siete iglesias ya aparecieron enumeradas en la guía de Girolamo Franzini de 1595, Le cose Maravigliose dell’alma citta de Roma: San Juan de Letrán, San Pedro, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor; y las basílicas de la Santa Cruz de Jerusalén -donde se hallan reliquias importantes de la Pasión de Jesús-, San Lorenzo Extramuros y San Sebastián Extramuros. En el año 2000, para el Jubileo, San Juan Pablo II sustituyó esta última por el Santuario de Nuestra Señora del Divino Amor.
Es una peregrinación urbana perfecta para el próximo Jubileo