Las reliquias de los tres Reyes Magos
Desde el año de 1164 las reliquias de los tres Reyes Magos se encuentran en la ciudad de Colonia, dentro de la majestuosa catedral gótica, símbolo indiscutible de la ciudad.
Las reliquias de los Tres Reyes Magos se encuentran en un relicario, un sarcófago triple, cubierto de plata dorada. Los tres sarcófagos forman una suerte de pirámide y están cubiertos de oro, plata y numerosas piedras preciosas. Es el relicario más grande en el mundo occidental y se encuentra detrás del altar mayor de la Catedral de Colonia. Pesa 350 kilos y mide 2.20 metros de largo y 1.50 de alto.
Se trata de los restos de tres conocidos personajes que emprendieron la travesía para conocer a Cristo, el niño que había nacido en un pesebre en Belén. Los primeros peregrinos de la historia. En la Biblia, se habla de unos Reyes de Oriente que llegaron a adorar al niño.
Los magos seguían una estrella, la famosa Estrella de Belén, que les guiaba para encontrar al niño que había nacido y que nació para ser el Mesías.
Gaspar, Melchor y Baltasar después de recorrer un largo camino y evitar que Herodes encontrara al niño, llevaron regalos al niño Dios, oro, incienso y mirra. El oro representaba la naturaleza real del nuevo Rey, incienso que representaba la naturaleza espiritual y mirra, que representaba el sufrimiento y muerte futura de Jesucristo.
Historia de las reliquias de los Reyes Magos
Según cuenta la tradición, tras el encuentro con Jesús se convirtieron al cristianismo y fueron bautizados por santo Tomás. Desde entonces se dedicaron a predicar la palabra de Dios por la India, peregrinando por todos los pueblos y aldeas que pudieron hasta que se ganaron el favor de sus gentes. En pleno siglo XIV, el monje carmelita Juan de Hildesheim consiguió recopilar en El Libro de los Reyes Magos, un relato de la vida de los tres magos desde que conocen a Jesús hasta que sus cuerpos se trasladan a Colonia.
La historia cuenta que las reliquias de los Reyes Magos fueron encontradas por la emperatriz Elena, madre del emperador Constantino el Grande, en el siglo IV. Elena envió grandes misiones en busca de las reliquias, y en Saba habría encontrado las de los Reyes Magos enterradas en una tumba. Después del hallazgo, fueron trasladadas a Constantinopla, que por entonces era la capital del Imperio Romano. Tiempo después, san Eustorgio visitó al Emperador para que aprobara su nombramiento como obispo de Milán y Constantino II además de aceptar al prelado le entregó como obsequio las reliquias de los Reyes Magos que hasta entonces habían permanecido en santa Sofía. En 1162, las tropas del Emperador del Sacro Imperio Germánico, Federico Barbarroja, saquearon Milán y las reliquias fueron trasladadas a Colonia donde se construyó una catedral para albergarlas. Desde entonces, las reliquias de los Reyes Magos han sido veneradas en la catedral de Colonia como un tesoro sagrado y han sido objeto de peregrinación para muchas personas a lo largo de los siglos.
Historia de la catedral de Colonia
La historia de la catedral comienza en el siglo IV, cuando los romanos construyeron una basílica en el mismo lugar. Después de la caída del Imperio Romano, la basílica fue destruida y en su lugar se levantó una iglesia de madera. Sobre ella en el siglo XI, se decidió construir la catedral que ahora guarda las reliquias. Se tardaron más de 600 años en completar la catedral, que se convirtió en uno de los edificios más grandes e impresionantes de la época.
La Catedral de Colonia es conocida por sus dos torres gemelas, que se encuentran a cada lado de la fachada principal. Cada torre mide más de 157 metros de altura y es uno de los símbolos más reconocidos de la ciudad. Además de sus torres, la catedral también es famosa por sus vitrales, que son una de las colecciones más importantes del mundo. La mayor parte de los vitrales datan del siglo XIII y cuentan con una gran variedad de colores y diseños.
El vitral sur de la catedral fue dañado durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y, durante su reconstrucción, se decidió sustituirla por el diseño moderno de Richter en lugar de una ventana figurativa más tradicional. El diseño de Gerhard Richter para la Catedral de Colonia consiste en una obra de vidrio compuesta por aproximadamente 11.500 cuadrados en 72 colores. Algunos de los paneles cuadrados de colores brillantes están dispuestos al azar, mientras que otros fueron seleccionados en función del contexto arquitectónico.
En Alemania no se dejan los zapatos junto a la puerta o la ventana, ni agua y paja para los camellos, pero a medida que se acerca el 6 de enero las calles se pueblan de jóvenes y niños que entonan canciones de puerta en puerta y reciben donaciones.
En alemán se los conoce como Sternsinger, los Cantores de la Estrella, en referencia a aquella que guiara a los peregrinos hacia Belén según el relato bíblico. Después de las canciones, es tradicional que los jóvenes bendigan la casa mediante un curioso código escrito con tiza en el frente del edificio: incluye el año, un asterisco que simboliza la Estrella de Belén, tres cruces (que bien pueden referir al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo o a los Reyes Magos) y las letras C, M y B. Los más conservadores dirán que esta es la sigla de «Christus mansionem benedicat» («qué Cristo bendiga esta casa»), pero para otros son las iníciales de Gaspar, Melchor y Baltasar en alemán. Y el doble significado aporta color y cierto misterio a esta tradición.
Hoy en día, la Catedral de Colonia es uno de los puntos de peregrinación más importantes de la cristiandad porque en cierto sentido, la Iglesia celebra aquí todo el año la fiesta de la Epifanía. Los 3 Reyes Magos venidos de Oriente significan la más amplia manifestación de Jesús no ya a sus discípulos, ni al Pueblo de Israel, sino a los que no tenían la fe del Pueblo elegido ni esperaban al Mesías Prometido. Los 3 Reyes Magos representan a todos aquellos que sin una revelación explícita del Dios judeo-cristiano, sin embargo, buscan la luz, la verdad y la vida.
La Epifanía de los Reyes Magos nos enseña que todos tenemos la posibilidad de encontrar la luz verdadera, si nos tomamos el tiempo para buscarla. Además, nos recuerda que el camino hacia la sabiduría y la iluminación no es fácil, y que requiere de paciencia, perseverancia y fe.