La Capilla de la Medalla Milagrosa se encuentra en el distrito de Montparnasse de París. Es uno de los santuarios franceses más importantes. Escondida en el patio detrás de los edificios de la calle Due de Bac, hay una pequeña capilla que es visitada por cientos de miles de peregrinos. Allí encontraremos una estatua de la Virgen María Inmaculada: La Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa (asimismo, conocida mundialmente como Virgen Milagrosa, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa o Virgen de los Rayos), y el cuerpo intacto de Catalina Laboure, cuyas apariciones provocaron la creación de la Medalla Milagrosa.
Catalina Laboure era monja en la Congregación de la Caridad. Vivía en el convento de la Rue de Bac. En 1930 tuvo varias apariciones entre julio y diciembre de 1830 en las que se le ordenó acuñar una medalla con la imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Su culto se extendió muy rápidamente por todo el mundo.
En los meses precedentes, Catalina fue favorecida con otras apariciones. San Vicente de Paúl le enseñó su corazón. Estando en oración en la capilla, Catalina vio, tres días seguidos, el corazón de San Vicente de Paúl de tres colores distintos. Se le apareció primero blanco, color de paz; luego, rojo, color de fuego; por último, negro, señal de las desgracias que iban a caer sobre Francia y París en particular.
Poco después, Catalina vio a Cristo presente en la Eucaristía, más allá de las apariencias del pan.
« Vi a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, durante todo el tiempo de mi seminario, excepto todas las veces en que dudé.» El 6 de junio, fiesta de la Santísima Trinidad, se le apareció Cristo como Rey crucificado, despojado de todos sus atributos.
La Virgen de la Medalla Milagrosa
De sus visiones destaca la segunda, la del 27 de noviembre, no solo porque en 1894 se estableció ese día como la festividad de la Manifestación de la Inmaculada Virgen de la Medalla Milagrosa, sino también por sus hechos, ya que en esa aparición nuestra Madre del Cielo dijo a Santa Catalina: «Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos, estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan». Después se formó alrededor de la cabeza de la Virgen un círculo con estas palabras: «Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti». Y una voz dijo a Catalina: «Hay que hacer una medalla semejante a esto que estás viendo…».
La Capilla de la Medalla Milagrosa es principalmente un lugar de peregrinación. En las policromías que cubren las paredes, se pueden ver escenas de la vida de Santa Catalina. Un ataúd transparente con su cuerpo incorrupto se colocó debajo del altar mayor. Es un templo de oración visitado por numerosos fieles del mundo entero, donde se puede rezar ante el altar que indicó la Virgen Milagrosa que derramaría gracias y beneficios a aquellos que le hagan con confianza sus peticiones.
La capilla es un espacio vicentino que pertenece a las Hijas de la Caridad y que tras las apariciones ha sufrido varias remodelaciones de ampliación, siendo la última la realizada en 1930, quedando como se puede ver actualmente.
Oración a la medalla milagrosa
Los maravillosos favores obtenidos con esta medalla y esta oración dan testimonio de la visita de la Madre de Dios a sus devotos hijos. En 1947 el Papa Pío XII canonizó a Catalina Labouré.
Juan Pablo II , con gran devoción, visitó el 31 de mayo de 1980 la Capilla de la Medalla Milagrosa en París, expresando su profundo amor y confianza en María. Subrayó la importancia de la oración “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”, inspirada en Santa Catalina Labouré.