Situada en la comarca cacereña de Las Villuercas, Guadalupe es un histórico pueblo de calles empedradas y casas de arquitectura tradicional que alberga monumentos de gran valor, entre los que sobresale el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Guadalupe es también el nombre de un río pequeño y de la Virgen negra que apareció a finales del siglo XIII. La Virgen fue venerada por Cristóbal Colón en sus viajes y convertida en reina de la Hispanidad.
La existencia de este Monasterio y Santuario está estrechamente ligado al origen de la imagen de Santa María de Guadalupe, y por tanto es esta el motivo de su construcción y de su expansión por todo el mundo. La escultura de la Virgen de Guadalupe es una antigua talla en madera de cedro oscura catalogada dentro del grupo de Vírgenes Negras de la Europa occidental. En cuanto a su origen, hay versiones que dicen fue tallada en el siglo XII, la versión eclesiástica afirma que data del siglo I del cristianismo, hecha por San Lucas, quien murió en Asia Menor y fue enterrado con la imagen. Más tarde, los restos del santo fueron trasladados a Constantinopla y la efigie llevada a Roma por el cardenal Gregorio, el mismo que posteriormente se convirtió en Papa. Así, la Virgen fue colocada en el nicho del oratorio del Papa Gregorio Magno. Una vez salió en procesión con el fin de erradicar una peste que aquejaba a la población y las oraciones fueron escuchadas. Luego, Gregorio Magno envió la imagen a San Leandro, arzobispo de Sevilla y fue acomodada en la iglesia principal.
En el 711 dio inicio la invasión árabe, algunos clérigos huyeron llevando consigo a la Virgen junto con otras reliquias que escondieron cerca del Río Guadalupe, ahí permanecieron quinientos años. En el siglo XIV, durante la reconquista y la expulsión de los moros, la divina imagen volvió a ver la luz.
Ya en pleno siglo XIV y casi finalizada la reconquista cristiana cuando reinaba en Castilla Alfonso XI andaba el vaquero cacereño Gil Cordero en compañía de otros pastores guardando su ganado en una dehesa llamada Guadalupe, cerca del río del mismo nombre. En un momento dado Gil Cordero se da cuenta que había perdido una vaca y salió inmediatamente a buscarla, al rato descubrió el cadáver del animal junto a la ribera del río Guadalupe, desconsolado decidió aprovechar su piel y al sacar la navaja para despellejar al animal volvió a la vida ante la mirada atónita del vaquero. En ese momento la figura de una mujer envuelta en luz que se identificó como la Virgen se le apareció diciéndole donde buscar su imagen en el lugar donde estaba la vaca muerta.
Obedeciendo los designios divinos, Gil Cordero marchó a Cáceres y dio cuenta de lo sucedido tanto a las autoridades civiles como religiosas, pero nadie le creyó. Llegó a casa turbado por todo lo que le había ocurrido y se encontró a su mujer en compañía de algunos clérigos y vecinos llorando desconsolada, su hijo había fallecido. Mirando el vaquero fijamente a su primogénito yaciente recordó como la Virgen había resucitado a la vaca y sin pensarlo demasiado hincó la rodilla en el suelo encomendándose a Nuestra Señora. Ante la mirada atónita de todos los presentes, el joven se levantó, como quien despierta de un sueño, todos quedaron maravillados de tan grandioso milagro
Y dicho esto, les contó lo que le había sucedido junto al río Guadalupe. Aquel prodigio fue tan sonado que llegó a oídos de todos aquellos que no le creyeron en su anterior pregón. Y tanto sacerdotes como vecinos del Cáceres le acompañaron al lugar donde se le apareció Nuestra Señora.
Cavaron donde Gil Cordero se encontró el animal muerto, y tal y como se predijo, no demasiado profundo, encontraron un pequeño sepulcro de mármol con una figura de la Virgen, acompañada otras reliquias y de unos documentos que contaban la historia de la imagen desde su creación a cargo de San Lucas hasta su posterior hasta su posterior entierro por clérigos sevillanos en este lugar. Sacaron la imagen de la Virgen junto a las demás reliquias e hicieron una humilde choza de piedra y en su interior juntando algunas piedras crearon una especie de altar poniendo sobre él la imagen de la Virgen y quedando Gil Cordero y su familia como guardadores de la ermita.
Posteriormente, el rey Alfonso XI que gustaba cazar por estas sierras, visitó Guadalupe en el año 1335, contemplando el estado ruinoso de la primitiva ermita y comenzando las gestiones para proceder a su restauración. Se designó al cardenal Pedro Gómez Barroso como custodio, ocupándose de tal cometido desde 1335 hasta 1341. En este tiempo se fundó en 1337 la Puebla y por orden de Alfonso XI comenzaron a construir el Monasterio (1340) solicitando y obteniendo para este lugar la creación de un priorato secular y lo declaró de su real patronato. Estuvo dirigido por cuatro priores entre los años 1341 y 1389, finalizando este con la entrega del santuario a la Orden de San Jerónimo, que se mantuvieron en este lugar cuatro siglos, hasta que la desamortización de 1835 puso fin a este periplo, pasando a ser parroquia secular de la archidiócesis de Toledo, que regentaban sacerdotes diocesanos hasta la llegada de la Orden Franciscana en 1908, que es quien rige desde entonces y hasta la actualidad el Monasterio y Santuario.
A finales del siglo XV, la popularidad de Nuestra Señora de Guadalupe creció gracias a la especial veneración sentida por Cristóbal Colón, que llevaba consigo siempre una réplica en sus viajes al nuevo continente. Cuenta la leyenda incluso que los días previos a su primera expedición americana Colon oró en el interior de la ermita de Guadalupe. Su devoción debió ser tal que al descubrir la Isla Karukera, en 1493 le cambió el nombre por el de Guadalupe.
Asentada a los pies de la sierra de Altamira, La Puebla de Guadalupe es un lugar ilustre por su historia y por el destacado patrimonio monumental que conserva.
Desde su fundación, el Monasterio de Guadalupe, se convirtió en uno de los principales centros de peregrinación de la península. También fue escenario de importantes acontecimientos, entre ellos la audiencia que concedieron los Reyes Católicos a Cristóbal Colón para otorgarle dos carabelas que le permitirían emprender rumbo a América.
Tras admirar su soberbia fachada, en la que resaltan sus puertas de bronce, se accede al interior del edificio. En él sobresalen sus dos claustros, uno de ellos gótico y otro de estilo mudéjar, en el que se alza un templete de transición del gótico al mudéjar. El gran claustro mudéjar con sus espectaculares dimensiones tiene forma de cuadrilátero con dos pisos abiertos con arcos apuntados de herradura sobre pilares ochavados. En el centro, se erigió el originalísimo y famoso templete mudéjar en el cual se funden armoniosamente las formas góticas e islámicas formando una especie de pirámide de gabletes de gran belleza. La iglesia tiene una planta basilical de tres naves, ábside poligonal, y un gran coro situado a los pies, que se construyó posteriormente. Los tres tramos se cubren con bóvedas de terceletes en la nave central y de crucería simple las dos laterales. Sobre el crucero se levanta un cimborrio con una cúpula apoyada sobre trompas, que dota al edificio de gran luminosidad, a lo que también contribuyen los dos rosetones situados a ambos lados del crucero. El edificio se realizó a lo largo del siglo XIV, terminándose en tiempos del prior Yáñez de Cáceres.
La sacristía del monasterio es de visita obligada, ya que contiene once lienzos de Francisco de Zurbarán. Igualmente, habrá que acercarse al camarín de la Virgen, con algunas obras de Lucas Jordán, donde se guarda la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Extremadura.
En la céntrica Plaza de Santa María, la fuente de los Tres Caños recuerda uno de los hitos históricos de La Puebla, ya que en ella fueron bautizados los primeros indios traídos por Colón tras su segundo viaje a América.
Frente al Monasterio se alza el antiguo hospital de San Juan Bautista (siglos XIV y XV), actual Parador de Turismo. A lo largo de su existencia, el edificio dio cobijo a multitud de peregrinos que acudían a Guadalupe. También fue una importante Escuela de Medicina, donde se formaron doctores que sirvieron en la corte real.
Anexo a esta construcción se encuentra otro edificio que recuerda el esplendor cultural que vivió esta población en el pasado: el Colegio de Infantes, donde los alumnos aprendían canto, gramática y teología y que actualmente forma parte del Parador de Turismo de Guadalupe.
La calle Mayor, que conecta las partes alta y baja de la ciudad, se convierte en el eje principal de un entramado de calles empedradas y casas de arquitectura tradicional con balcones de madera, pórticos y soportales.
Si el Camino Francés a Santiago tiene su Monte do Gozo desde donde los peregrinos avistan la catedral de Santiago de Compostela, Guadalupe también tiene su Cerro de las Altamiras. En efecto, a cuatro kilómetros del monasterio, al final del Camino de Guadalupe encontramos este monte desde el que se puede observar al fondo del valle el conjunto urbano de la localidad de Guadalupe con el majestuoso Real Monasterio presidiéndolo. En el siglo XV se mandó construir en lo alto del Cerro de las Altamiras un humilladero conocido como Ermita del Humilladero o de la Santa Cruz (Monumento Nacional desde 1931). Se trata de una estructura prismática con tejado a cuatro aguas. El estilo es similar al del templete del Claustro de los Milagros, es decir gótico mudéjar.
Hay que recordar que existe toda una red de «Caminos a Guadalupe» que desde el siglo XIV unen -como rutas de peregrinación- importantes localidades castellanas y extremeñas con el Santuario.
Patrona de Extremadura, su popularidad creció también en América gracias a que el descubridor de América llevaba siempre consigo una réplica en sus viajes al Nuevo Continente
Bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe se conquistó el Nuevo Mundo. Existen además varias advocaciones marianas bajo el título de Virgen de Guadalupe en México, Bolivia, Uruguay, Perú, El Salvador, Filipinas y España. En el año 1928 recibió el título de Reina de las Españas y Patrona de la evangelización del Nuevo Mundo porque Cristóbal Colón aceptó en su santuario el Decreto de los Reyes Católicos que le permitió emprender el viaje del descubrimiento. A su regreso, lo primero que hizo el gran descubridor fue volver al monumento para agradecer a la Virgen su protección.
Te invito a ser discípulo orante a los pies de la virgen de Guadalupe
La Virgen de Guadalupe, La Película el 1 de Marzo
¡Prepárate para vivir una experiencia única en el cine! Goya Producciones y European Dreams Factory presentan «Guadalupe: madre de la humanidad», una película dirigida por Andrés Garrigó que promete sumergirte en el fascinante fenómeno de las apariciones de la Virgen de Guadalupe y su impacto en el mundo actual. Programado para estrenarse el 1 de marzo de 2024 en España, este filme es más que una simple película, es una invitación a explorar la fe, la esperanza y la conexión espiritual.
A través de una narrativa cautivadora y una cinematografía impresionante, «Guadalupe: madre de la humanidad» nos lleva a un viaje emocionante donde descubrimos la trascendencia de estas apariciones y su significado perdurable en nuestras vidas. Desde lo milagroso hasta lo misterioso, esta película ofrece una mirada íntima a uno de los eventos más conmovedores de la historia religiosa.
No te pierdas la oportunidad de ser parte de esta experiencia cinematográfica única. Reúne a tus amigos y familiares, y acompáñanos en este viaje que despierta la fe y la reflexión. ¡Marquen sus calendarios y prepárense para ser inspirados! «Guadalupe: madre de la humanidad» es una película que llega en el momento perfecto para recordarnos la importancia del amor, la compasión y la unidad en un mundo que tanto lo necesita. ¡No te la puedes perder!